Historias*

Salir, al encuentro de voz Escribir, el poema de nuestros días Juntar, la fuerza de los tres Pelear, por todo o nada Perdonar, lo imperdonable y continuar Ahorrar, las cicatrices y los miedos Vestir, de sonrisas los días Leer, tu mirada al despertar Dormir, en la paz de tu amor Orar, Dios siempre será el primero Sonreír, siempre Mirar, lo mejor de las personas Vivir, cada día como el primero de una ilusión Morir, al egoísmo del “yo” Ayudar, a que cumplas tus sueños Abrazar, la esperanza Recordar, los mejores momentos de ayer Amar, hasta la eternidad Comer, de tus labios cada noche Creer, en todo lo bueno Caminar, juntos de la mano Cocinar, la vida con buena sazón Decir, la verdad Respirar, el aire de tus sueños Soñar, no sin ti Confiar, al cerrar los ojos tú me sostendrá s 

Entonces, déjame explicarte que lo que conoces del corazón de una mujer, es tan solo el vivo amanecer, de un paisaje compuesto de misterio, belleza, frescura, fuerza, color y placer, que se renueva cada día con las miradas del entorno, que cambia con las palabras, que crece con un beso y se llena de luz al encontrar un reto, se fortalece en la tormenta, llora con la lluvia, ríe con tu risa y te ama con intensidad al despertar. Otro dato importante y lo puedes anotar, seria nunca dejar de leer en los ojos, mas allá de las palabras lo que quieres descubrir, pues siempre hay mas de ti por mostrarte de lo que podría llegar a decir. Los silencios son impredecibles, pero no te miento son mejores que las palabras, porque cuando crees que el corazón es débil, se torna agresivo cruel malvado y orgulloso en defensa de su susceptibilidad, tan capaz de renunciar sin llover como de decidirte en pleno amanecer. Por mi parte te cuento un secreto: existe una poderosa expresión, una que c