Leonardo tenía 3 años de
haberse graduado con honores, sus profesores lo catalogaban como una eminencia,
lo destacaban por sus conocimientos, pero entre sus compañeros siempre fue el
explosivo Leo, apodo que se ganó por su manera de responder ante las críticas y
su falta de inteligencia para manejar emociones fuertes.
Cada día desde que se graduó
busco la oportunidad de ejercer, universidades, colegios, empresas, incluso
intento ser escritor, pero nada lo motivaba más que ser orador en talleres, por
lo que se empeñó en presentar proyectos de talleres en varias organizaciones,
sin embargo, el tiempo seguía corriendo y nada le había dado resultado.
Al correo le llego la
invitación de asistir a un Taller Literario que un excompañero iniciaría, a
pesar de los prejuicios decidió ir, se convenció de que su amigo le ayudaría a
encontrar un espacio para el dar sus propios talleres.
Las dos primeras reuniones
paso inadvertido, escuchaba con atención todos los comentarios y aguardaba cada
final de la clase para conversar con su amigo y decirle cuales habían sido los
errores cometidos, este lo escuchaba sin darle importancia, pero le incomodaba
un poco.
Marcos, el director del
taller y amigo de Leonardo, manejaba de manera muy inteligente las clases, se
esforzaba en incluirlos a todos y mantener el orden, llevar las clases con
debates muy interesantes sin llegar a conflictos, pero paso una tarde que
hablando de “Buenos o Malos” escritores, alguien saco a relucir el autor
favorito de Leonardo
-
Yo creo de Paulo Coelho es malo y rebuscado – todos
rieron al comentario sin darle mayor importancia. Pero Leonardo no pudo
resistir.
-
Tú no sabes de lo que hablas basura litería- Dijo tan
serio y fuerte que todos quedaron en silencio.
-
Basura Coelho – Resolvió a responder el ofendido
participante del taller.
Marcos, el director trato
de bajar los ánimos, pero solo logro encender más los nervios de su colega
-
No vale la pena, Amigo, déjalo ya.
-
¿Que no vale la pena? – dijo Leonardo indignado y se sentó dando un
golpe a la mesa.
La clase continuo en una
tensa calma, al finalizar Marcos le pidió a Leonardo que se quedara para
conversar.
-
Amigo, entiendo que te guste Coelho, pero no puedes
ofender a los demás por pensar diferente a ti. – Le dijo con todo el mayor
control y calma que encontró dentro de sí, aunque estaba furioso.
-
Si tú piensas igual que ellos, entonces no eres mi
amigo. – Le respondió Leonardo indignado.
-
Mira, cálmate, este es mi taller y yo lo manejo a mi
manera – Le dijo Marcos un poco menos cordial que antes.
-
Pero no te das cuenta que lo haces todo mal – le grito
Leonardo perdiendo la cordura
-
Al menos tengo un trabajo – Le dijo el director con
tal desprecio que dejo sin palabras a Leonardo.
LA siguiente clase el
director se sorprendió al ver a su colega, después de lo ocurrido la vez pasada
supuso que este no volvería.
Leonardo guardo más
silencio que nunca durante toda la clase, aguardaba con impaciencia el momento
en que quedaran solos nuevamente, pero al final de la clase 5 compañeros se
quedaron a organizar con Marcos los detalles de un libro que querían publicar.
Hablaban entusiasmados cuando Leonardo interrumpió
-
No puedo esperar más – Dijo mientras temblando se
sacaba la parca y dejaba ver el complicado sistema de explosivos. – Viva Paulo Coelho
– Grito con fuerza y detono la bomba
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