A veces solo quiero que te emociones conmigo, no que me hables; a veces quiero verte pero solo puedo sentirte; a veces eres muy justo; a veces quiero molestarme contigo y no puedo porque eres parte de mi, a veces quiero correr lejos de ti y no lo hago porque se que me dejarias ir sabiendo bien que volvere a ti. a veces quiero que me sigas y tomes mi mano. A veces pienso que en mis pensamientos estas, a veces me conoces demasiado para yo sorprenderte. Y ya se que me amas que has dado todo por mi. No tengo la autoridad de reclamarte nada pero sepa que hoy.... quiero verle diferente.
La hora del almuerzo es el mejor momento del día, todos nos sentamos alrededor de la mesa y como si existiera un botón, apagamos los pensamientos referentes al trabajo y nos convertimos en una extraña y fascinante mezcla de personas a la que nos gusta llamar “Familia Grafito”, es una hora llena de risas, anécdotas, convivencia que fortalece los lazos y una al equipo, sin duda una hora de relajación para cargar energías y luego seguir trabajando, es además muy necesaria, sobre todo como aquel día que un cliente demente empezó a discutir sin razón ni sentido amenazando con golpes y malas palabras, estuvimos a punto de responderle igual pero una de mis compañeras uso su súper poder conciliador y estratégicamente lo mando a la chucha sin que él se diera cuenta, así de poderosa es la hora del almuerzo, que pudimos olvidar fácilmente todo ese episodio con solo sentarnos.
Comentarios
Publicar un comentario