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el día que fui invisible

Esa mañana tenia mas ánimos de los que esperaba, me puse mis zapatos de peluche y quería correr al baño para saciar los deseos corporales que aguante toda la noche, no esperaba que me vieran para poder volver a escurrirme en la cama y dormir un rato mas, solo por costumbre. Me asome tratando de esconderme entre la puerta y su marco, era imposible pasar por el pasillo sin que me viera mi padre, cerré los ojos y con fuerzas le pedí a Dios que no me viera, solo por costumbre.

Termine de abrir la puerta despacio y me puntitas camine suavemente hasta la puerta del baño, el ni se inmuto, no pudo verme ni oírme aunque para ser honesta, no era muy hábil en eso de ser ninja. muchas veces a mitad de camino me descubría dándome un abrazo y un susto acompañado de un rato de risas y cosquillas; a pesar de ellos estar en la otra habitación. Me sorprendí de mi misma por lograr la hazaña por quizá la tercera vez de muchos intentos y después de hacer lo que iba hacer, volví cumpliendo el mismo plan, a mitad de camino se levanto del computador y nos encontramos frente a frente, era inevitable, me vería. Sin embargo mi sorpresa fue mayor cuando solo, paso por mi lado sin estar consiente de mi presencia, no me vio, y me reí creyendo que me ignoraba a propósito, pero no, tampoco me escucho. Corrí tras el y salte en su cama mientras el buscaba unos papeles, el odiaba que hiciera eso, pero no, no me vio ni me escucho. De inmediato me puse triste y me asuste porque el no era así nunca, me baje de la cama del lado contrario al que me había subido, quería por pura curiosidad ver como era mi expresión de tristeza en el espejo grande que colgaba de la pared, pero no vi a nadie, no existía otra presencia en la habitación mas que la de mi padre, yo era traslucida totalmente invisible a pesar de que yo podía verme y tocarme para confirmar que era real. Me asuste mas, no sabia que hacer, pero pensé: solo por hoy, puedo ser un pensamiento que existe sin que nadie lo sepa, puedo ser una espía, un ángel, una brisa, luego encontrare la manera de volver a quien soy.

Empecé mi jornada probándome, ¿podía levantar objetos? quizá quería asustar un par de personas; ¿las personas podían sentir si las tocaba? quizá quería abrazar otro par; ¿podría de alguna manera hacer llamadas desde mi estado invisible a su estado palpable? con alguien debía hablar. Me puse el suéter que mas me gustaba, luego de comprobar que el al igual que yo se hizo invisible, salí con cierto temor a la calle, pasaba junto a las personas y saludaba, ellas si me escuchaban y se sorprendían de no ver a nadie en el lugar donde parecía provenir la voz, no había salido sola tan lejos como ese día, pero siendo invisible no me pasaría nada.

Me subí al bus y llegue a casa de mi mejor amiga, sus padres como siempre estaban discutiendo, los pensamientos quedaban mudos ante aquel griterío. Encontré a mi amiga en su cuarto asustada y llorando, en susurros casi inentendibles le pedía a Dios que todo se acabara, en silencio la abrace y poco a poco su respiración se fue normalizando, sus lagrimas secaron y sus susurros terminaron siendo agradecimientos, se durmió en pocos minutos y la contemple dormir con un aire de paz. me sentí orgullosa de no tener el crédito de aquel abrazo pues era algo que ella necesitaba. Al salir puse música para opacar la conversación que afuera tenían sus padres, como me hubiera gustado tener una idea inteligente en ese momento para darle por terminado esos momentos a mi amiga, sus padres hablaban cosas de grandes yo no entendía que tenia que ver la ley con todo lo que pasaba. Pero mi misión no ya estaba hecha allí, ser un ángel estaba resuelto.
Camine por el parque y llegue al lago, me fui al lugar que mas me gustaba y me acosté en el suelo de hojas crujientes a ver como el viento movía la copa de los arboles, era un espectáculo ver todo el color que salía de aquellas ramas. escuche a lo lejos unos niños reír, fui a ver, era Marcos y sus hermanos mayores, se burlaban de un pajarito que cayo al agua y no podía salir. Me sentí guerrera de justicia y con una molestia que me hizo caminar sin pensar llegue hasta donde estaba Marcos y amarre sus cordones luego le di un suave empujón y cayo al agua. me reí fuerte y sus hermanos morían de miedo, lo ayudaban a salir del agua pero no me fui sin antes sacar al ave con un palo, Marcos y sus hermanos salieron corriendo creyeron que habían visto un espanto.
Tenia hambre y mi tío ya tenia de seguro la panadería abierta, si corría podía llegar a tiempo para ver salir el pan del horno, siempre disfrutaba ver crecer las donas en el horno gigante que tenia mi tío. Llegue y entre justo detrás de Armando, el nuevo joven empleado de la panadería, por la puerta de atrás y sin hacer ruido. me senté en el mesón frente al horno y el reloj decía que estaría listo en tres minutos, de vez en cuando buscaba a Armando no vaya a ser que se tropezara conmigo queriendo poner algo en la mesa. Se veía ocupado, y repasaba en voz alta cosas raras combinando letras y números con el agua y el oro. Saco de su bolso un papel lleno de cuadritos de colores y se concentro a repetir todo otra vez, el temporizador decía que era tiempo de apagar el horno y sacar el pan, Armando seguía en su estudio, yo baje del mesón y apague el horno, busque un vaso con leche y me lo tome comiendo galletas, limpie el desastre que había hecho y otro poco que había en la cocina, Armando seguía concentrado. El teléfono de la panadería sonó y sonó hasta que el joven salió de su encanto, atendió y desde donde yo estaba pude oír a mi tío diciéndole que llegaría pronto, Armando colgó apurado para ir directo al horno, lo vio ya apagado y la cocina ordenada, mi tío que siempre fue rápido, entro a la tienda y al ver el trabajo se admiro, lo felicito por tomar en cuenta las palabras que habían tenido días antes cuando casi lo despide por dejar quemar el pan, también le comento que mi papá le dijo que me había perdido, supe que era hora de volver. Se me salió una risita tonta y le deje una nota en el bolso a Armando, con la mejor letra que pude hacer "la próxima vez no podre ayudar" solo para que el estuviera pendiente de sus cosas.
Salí satisfecha de haberlo ayudado y salvado de que lo despidieran, pero corrí de regreso a casa, mis padres estaban preocupados y me buscaban por todos lados, me senté en la sala a verlos hacer llamadas y cerré los ojos con fuerza para pedirle a Dios que me vieran. inmediatamente mi madre grito y me abrazo, le dije que siempre estuve allí pero no me habían visto. mi padre se acerco y me miraba molesto, a pesar del regaño y el castigo yo me sentía bien porque ese día, sin ganar créditos, ni haber recibido premios, ayude a que la vida de varias personas fuera mejor, creo que ayude a Dios fue mi ultimo pensamiento esa noche antes de dormir. cerré los ojos y mi padre entro a la habitación a darme u beso de buenas noches.

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